De Tarifa a la Torre de Guadalmesi.


SENDERO SEÑALIZADO:  COLADA DE LA COSTA
    
  • Longitud:  11,3 km   (Solo ida)
  • Dificultad:  Media  
  • Tiempo estimado:  4:00 h  


La Colada de la Costa se trata de un sendero estrecho que aprovecha una vía pecuaria costera y atraviesa los acantilados del frente litoral de Tarifa hacia Algeciras. Discurre por pastizales costeros y zonas de matorral bajo, vestigios que hacen visible los efectos de los fuertes vientos del estrecho. El recorrido centra su interés en las impresionantes vistas del continente africano a lo largo de sus 11 kilómetros. La grandiosidad estos fenómenos hacen que el sendero esconda a su paso multitud de curiosidades en las rocas litorales.

Dada la situación geográfica por la discurre el sendero, a lo largo del mismo es frecuente encontrar bunkers y otras construcciones de vigilancia y defensa, que aumentan la intriga del itinerario. Recorridos unos 8 kilómetros de sendero, a la altura de la antigua Torre vigía de Guadalmesí, el observatorio del mismo nombre nos invita a contemplar el vuelo de las aves que cruzan el estrecho hacia el continente africano.


Mapa de la ruta

El sendero comienza junto a la torre de la esquina sudeste de la muralla de Tarifa.

Panel informativo al inicio del sendero.


Tomamos el camino paralelo a la costa, dejando atrás la ciudad. Momentáneamente nos alejaremos de la costa para cruzar dos pequeños puentes que salvan sendos arroyos.

Volvemos a la línea de costa, que ya no abandonaremos en todo el recorrido. Atrás el puerto de Tarifa y el faro de la Isla de las Palomas.

La vegetación a nuestro alrededor es escasa, ya que es zona de pastizales y cultivos sometida a un severo régimen de vientos.

La senda nos encamina hacia un bunker de guerra.

Uno de los numerosos bunkers que salvaguardaban la linea de la costa, después de la Guerra Civil.

Tras cruzar el arroyo de Barranco Hondo, seguiremos la línea costera, en ocasiones por la vía pecuaria.

Mirando hacia la costa veremos cada vez mejor una superficie rocosa semisumergida.

Son las llamadas plataformas de abrasión, o flysh, que se originan por el choque de las dos placas tectónicas que aquí convergen, y la desigual resistencia a la erosión de los materiales, uno más blandos (margas y arcillas) y otros más duros (calizas y areniscas).

Arribamos a un cortijo en ruinas en la Punta de Oliveros.

La casa tiene vistas al mar.

Nuestro destino está ya a menos de dos kilómetros, en un río de mayor recorrido y categoría: el Guadalmesí, en cuya  desembocadura está la vieja torre vigía junto a la que termina el sendero.

Tomamos un carril en los últimos metros para llegar a la torre.

Observatorio para contemplar las numerosas aves que cruzam el Estrecho en sus pasos migratorios.

La torre de Guadalmesí escoltada por unas hileras de casas en ruinas, en lo que sería un destacamento militar.

La torre de Guadalmesí tuvo como misión la defensa del único punto de abastecimiento posible de agua que se mantenía durante todo el año.

Pavostrotones en la Torre de Guadalmesí.

Desembocadura del río Guadalmesí.



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